El mando frente a la vivienda de la víctima, en Nueva Delhi. | TO
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Su subordinada en la Embajada española denuncia que el mando la controlaba, insultaba e incluso agredía
El Ministerio del Interior ha suspendido provisionalmente de funciones al consejero de Interior en la Embajada española en la India, el comisario Emilio de la Calle, por haber supuestamente acosado laboralmente y sexualmente a la subinspectora de la que era superior jerárquico en la delegación de Nueva Delhi. La víctima denunció en marzo estos hechos ante la Subdirección General de Recursos Humanos de la Dirección General de la Policía, que activó el protocolo interno; y ahora ha interpuesto una querella en la Audiencia Nacional, que ha citado a declarar al mando en calidad de investigado el próximo 21 de abril por los delitos de acoso laboral, lesiones, amenazas, agresión sexual, contra la intimidad y otro de acoso sexual.
Por ahora, el departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska descarta destituir al comisario al frente de la Consejería de Interior en la citada embajada y mantiene la suspensión de empleo, aunque las fuentes consultadas insisten en que «el expediente disciplinario sigue abierto» y no se descarta ninguna medida. En la querella, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, la víctima aporta pruebas de un acoso continuado por parte del mando policial, prácticamente desde la fecha en que la primera se incorpora a su puesto como Personal de Apoyo Operativo, en julio de 2024.
El escrito narra como el mando policial, «prevaliéndose de ese ambiente íntimo que le generaba una sensación de impunidad y de su posición jerárquica (…) realizó conscientemente numerosas conductas delictivas» sobre la subinspectora. Hasta el punto de controlar todos sus movimientos dentro y fuera del trabajo, o a las personas que ella podía ver, advirtiéndole de que todas las que quería ver «eran peligrosas». La víctima facilita pruebas de cómo el mando pasaba continuamente por delante de su vivienda e incluso le advertía de objetos que sabía que tenía en su vivienda.
«Date una ducha, saca el Satisfyer»
En este sentido, según reza la querella, el comisario le reconoce a la subinspectora que pasa en «reiteradas ocasiones por su calle e incluso le ha insistido en que cierre las ventanas de su casa, pues las tiene abiertas y se le van a meter monos». Ella denuncia que el consejero trata de controlar las rutinas y su vida íntima, por ejemplo, pidiéndole la dirección de la iglesia a la que iba, o preguntándole las horas en que salía de casa o en las que hacía otras actividades como yoga. El mando exigía permanentemente que le informara sobre sus actividades diarias para estar al tanto de todas sus conductas cotidianas.
Así se evidencia en algunas de las conversaciones que ella aporta en la querella. «Si yo te digo que no salgas a la calle sola, no salgas a la calle sola, no vayas en transporte público, no vayas en transporte público, por ejemplo». «Aquí me tienes que informar… No te digo que si tienes la regla, pero casi». Son solo algunas de las órdenes en las que, denuncia, «se aprecia una voluntad de control absoluta desligada de las exigencias profesionales». El mando llegó incluso a contratar a la misma empleada del hogar que tenía su subordinada y esta le llegó a confesar a la primera que le preguntaba sobre ella.
En una de las conversaciones grabadas, el mando le asegura que sabe que tiene en su casa un juguete sexual y le invita a utilizarlo: «Entonces, vamos a ver, vete a casa, date una ducha, saca el satisfyer». La víctima, además, narra otro capítulo en el que el consejero de Interior le agredió sexualmente tras darle un beso sin consentimiento. Fruto del estrés acumulado por la situación de acoso, la subinspectora sufrió un desmayo. A lo que el mando respondió diciéndole que «estaba montando el numerito». Posteriormente, él la acompañó a ella a su casa, pese a la negativa de la policía, para esperar a que llegase el médico. Fue allí, cuando, «entre náuseas y mareada, rebasando todo límite, el comisario le dio un beso en la comisura de los labios que ella no consintió».
«Que te doy una hostia»
Conforme avanza el tiempo, la actitud del mando se torna más violenta hasta el punto de insultarle y amenazarla con una agresión. «¿Qué cojones te pasa a ti por la cabeza? ¿Quién te ha educado a ti?». «¿Quién cojones te crees que eres?». «Que te doy una hostia que te vuelvo loquita, eh. Escúchame que te doy una hostia, que estás otra vez haciendo gilipolleces. No me toques los cojones». Por otro lado, la querella destaca la impunidad con la que obra el mando por su posición de superioridad y supuesta influencia en la Policía. De hecho, el mando se lo advierte en distintas ocasiones: «He secuestrado a gente, he metido a gente en un maletero. He hecho de todo trabajando y no me han colocado nunca. A mí no me han procesado en mi puta vida nadie. ¿Sabes?».
El comisario, según el escrito, también accedió a conversaciones de WhatsApp del móvil personal de la agente y que no guardaban relación con su empleo sin consentimiento. Tras relatar todos los hechos, la representación legal, liderada por los letrados Verónica Suárez, Napoleón Cánovas y Juan Antonio Frago (Frago & Suárez Abogados) señalan que esto todo ha provocado secuelas psicológicas en la presunta víctima como un trastorno por estrés postraumático, de intensidad grave, reactivo a problemática laboral.
Orden de alejamiento
Por este motivo, piden medidas cautelares: que se prohíba al comisario comunicarse con ella a través de cualquier medio, y que se le prohíba aproximarse a menos de 500 metros de ella, y de su lugar de residencia y de trabajo, tanto en la India como en España.
El asunto ha recaído en la Audiencia Nacional, dado que es la competente para el conocimiento de los delitos cometidos por españoles fuera del territorio nacional cuando se hayan perpetrado por funcionarios públicos españoles en el ejercicio de sus funciones. En el auto de incoación de diligencias, De Jorge acuerda preguntar al secretario general de la Subdirección General de Recursos Humanos y Formación de la Dirección General de la Policía, a fin de que certifique si se ha acordado la suspensión de funciones del querellado.