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La querella destaca que el comisario de Policía aprovechó su cargo para llevar a cabo «numerosas conductas delictivas». Foto: Confilegal

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La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional (AN) ha impuesto al comisario del Cuerpo Nacional de Policía y consejero de Interior en la Embajada española en la India, Emilio de la Calle, la prohibición de acercarse a la subinspectora de la que era superior jerárquico en Nueva Delhi y a que supuestamente habría acosado.

En un auto, la Sección Tercera accede a lo solicitado por la representación de la víctima y amplía las cautelares que le impuso el juez el pasado mes de abril. Fue el magistrado, precisamente, el que inicialmente rechazó acordar el alejamiento de al menos 500 metros de su residencia y de su lugar de trabajo, y la prohibición de acercarse a la presunta víctima cuando se encuentre en territorio español a menos de 500 metros.

A esas dos prohibiciones se añade además la de que el investigado no puede -desde el pasado mes de abril- comunicarse directamente ni por mediación de terceras personas con la subinspectora.

La Sala de lo Penal incide «en la necesidad» de la orden de alejamiento «por cuanto que algunas infracciones denunciadas se sustentan en hechos cuyo contenido, supuestamente, se basa en contactos físicos, agresión sexual y amenazas, al menos, siendo preciso por ello evitar cualquier acercamiento físico entre ambas personas».

«Y, en segundo lugar, no es impedimento ni obstáculo para acordar esta medida el hecho de que se haya suspendido en sus funciones al investigado, pues ello podría impedir, en principio aunque no totalmente, los encuentros en el lugar de trabajo, sino que esa suspensión funcionarial no evita que los contactos se puedan llevar a cabo en otro lugar distintos al centro de trabajo. Es pues necesaria, proporcionada y pertinente en relación con los hechos», concluye.

Cabe recordar que el comisario se acogió a su derecho a no declarar el pasado 21 de abril ante el magistrado, que posteriormente le prohibió comunicarse por ningún medio con la mujer.

La querella que dio pie a la apertura de la causa indica que los hechos investigados son constitutivos presuntamente de los delitos de acoso (‘stalking’), acoso laboral (‘mobbing’), delito continuado de lesiones, amenazas, agresión sexual, delito contra la intimidad y un delito de acoso sexual.

La misma, en concreto, relata que De la Calle y la presunta víctima compartían desde el 30 de julio de 2024 oficina en la capital de la India en el seno de la Embajada española: «Estaban solos dentro de la oficina; allí no había más personal, ni ayudantes, ni secretarios«.

«NUMEROSAS CONDUCTAS DELICTIVAS»

Apunta que, desde ese día, tras la incorporación de la subinspectora a ese puesto de apoyo, el comisario «prevaliéndose de ese ambiente íntimo que le generaba una sensación de impunidad y de su posición jerárquica (…) realizó conscientemente numerosas conductas delictivas» sobre ella.

La representación legal de la subinspectora, ejercida por los letrados Álvaro Bernad, Verónica Suárez, Napoleón Cánovas y Juan Antonio Frago del despacho Frago & Suárez Abogados, detalla que el comisario «ejerció consciente y deliberadamente un control sistemático sobre la vida privada» de su subalterna frecuentando por ejemplo la calle donde tenía su domicilio, controlando sus rutinas y su vida íntima, y consiguiendo aislarla socialmente dado que fiscalizaba «con quién podía verse» y le prohibía tener contacto con numerosas personas a las que, sin base alguna, consideraba «peligrosas».

Este control de su rutina hizo, señala la querella, que no se relacionara con personal de la Embajada, y que en un encuentro a escondidas con otro empleado de Seguridad confesara que cuando veía edificios altos tenía ideaciones suicidas.

El documento añade que el comisario también ejerció un control sistemático sobre la subinspectora a través de terceras personas, como la empleada de la limpieza que compartían y que le confesó a la víctima que el comisario le preguntaba por su vida y por lo que hacía. De hecho, en un momento dado, el comisario llegó a decirle a la víctima que «sabía que tenía un ‘Satisfyer’ (un juguete sexual femenino) y le instó a usarlo».